Gestos y objetos. Una resistencia al olvido.

volumen negativo de tus propios pies

Llanto mudo nacido del fulgor de un recuerdo que lucha por quedarse. Sin despedida no hay olvido, decía un tipo del otro continente. La grandeza del flaco que citaba a ese tipo era tan inmensa que, de todos modos, ella sabía que olvidarle era una estupidez.

Ella cargaba con el agujero de su estómago que sólo aparecía en los instantes frágiles. Repitiendo gestos y reproduciendo objetos con formas que ya habían sido vistas y vividas, mostraba la fuerza de una resistencia que parecía brotar de sus mismísimas entrañas. Una resistencia al olvido.

Gesto – Objeto nº 1

Sus delgados dedos sacan las semillas de una calabaza que poco después será cocinada. Envuelve las semillas en un viejo papel de periódico de aquellos que se acumulan en la cocina para… sólo eso, acumularse. Sobre el papel, con cualquier bolígrafo próximo, escribe: Calabaza, Septiembre 2013. Guarda el envoltorio en un cajón junto a muchas otras cosas con las no tiene nada en común.

¿Acaso pueden recordarse las caricias? De veras, ¿lo has intentado?

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